Y los peces se pudrieron apestando el predio de la casa, qué hacían aquel montón de peces en una cubeta, despojados de la orilla de la playa por unas manos torpes que los lanzaban como dardos contra la arena, nadie lo sabía, ni los propios participantes que sustrajeron a la fauna empujada por la marea. De aquella escena sólo me queda el hedor...
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