La urna del artesano de Lunera.

miércoles, 31 de marzo de 2010
Capítulo XXI de Lunera.

En la urna que observabas y ahora sostienes con tus manos, explorando las texturas y las posibles grietas, guardo los eventos que no pudieron consumarse, los planes truncos y las abatidas rotundas del cosmos donde el caos no me fue benefactor. He vaciado ahí la frustración a las imposibilidades, las posibilidades que pudieron ser y jamás lo fueron. Sólo contengo las mías, pues no cabrían más o romperían la gruesa cerámica que los contiene, la historia de los eventos no sucedidos supera por completo al de los hechos realizados. Los encierro porque son huésped de las esporas de un hongo al que llamamos "hubiera".

- La urna pesa, tómala, regrésala a su sitio sobre palos y tablas.

- No. Si no la puedes suéltala, déjala caer.

- No, no puedo soltarla, tómala, pesa demasiado.

- Las posibilidades de que se rompiera de tan variadas maneras se anulan al no romperse. La posibilidad de nunca quebrarse, absurda por cierto, se anulará también si en este momento se rompe al escaparse de tus manos, pero de igual forma sólo se romperá ésta vez -sólo una, única vez-, sólo una posibilidad de cómo romperse tocará realidad, las otras posibilidades de la forma en la que se rompa, así como el no romperse, se convertirán de inmediato en eternas imposibilidades.

-¿Estás seguro, quieres que la suelte? Se romperá.

- No estoy seguro de que quiera que se rompa, pero sí de que si la sueltas se romperá, y ante el hecho ya consumado nada puedo objetar. Si se rompe se romperá, estará roto.

-Lo soltaré, es demasiado pesado, me tiemblan los brazos.

Lo soltó y como toda urna vacía ya con fisuras, se rompió armónicamente. Las imposibilidades espectrales surgieron como cadáveres roídos montados sobre un espécimen enorme cubierto por humus (el hubiera) y lo embistieron.

-¿Está usted bien?

-Sí, no debes preocuparte. Aún si el cosmos lo concediera y volvieran a conciliarse las circunstancias de manera idéntica, las posibilidades negadas así como la posibilidad deseada que no se consumo, no podrían realizarse, pues ya no soy el mismo, aquel sujeto; seguro recurriría a efectuar otra posibilidad, cualquier otra. No pasa nada, sólo me había aferrado a darle muchas vueltas. No pasó aquello y con certeza, tantas otras pasarán y tantas otras no pasarán.

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