En su viaje conoce las penas que nunca imagino en su comoda juventud. Al escapar de su destino regio tuvo que pagar el precio de la libertad, y con esto, solo se adolecia de no tener mas en sus brazos a la mujer santa que corrompio con sus encantos principescos. Ella pago el precio de conocer el placer en la sociedad que se lo habia prohibido. Y sabiendo el principe que su diosa habia sufrido la pena capital abandona todo lo que conoce. No tiene mas proposito que ir lejos, y asi lo hace, y con cada paso perdia un poco de su porte, elegancia, belleza... dio lugar, ya avanzado en tramo, a un harapiento indigente que deambulaba entre aquellos que en otra historia debia dominar. Y esto le parecio justo, pues se veia ahora como un ser repugnante que no era mejor a los otros seres repugnantes... y al borde de su muerte en el abandono, la peluda figura de la venganza aparecio ante el, y lo salvo. La venganza la entendio contra si mismo... y asi la confundio con redencion, volviendose esclavo de un ente superior. Ahora el principe es un aventurero, con una mision divina que acata sin comprender.
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