Creo en Yggdrasil.

jueves, 18 de marzo de 2010
Creo en Yggdrasil y el llanto de las valquirias.

El "dios" no mora aquí, pero sé que habita en el mundo colectivo y he de tener precaución con sus pretensiones de expansión. Aún cuando el "dios" avance comandando sus legiones, no le permitiremos el paso, truncaremos vías, levantaremos puentes, alzaremos murallas, soltaremos enormes puertas revestidas con metal y oxidadas cadenas. Al encuentro de los convertidores, apareceran Gilgamesh, Perseo, Odiseo, Héctor, Aquiles, Leónidas, Rama, Laksamana, Hanumat, Indra, Tezclatipoca (el quetzalcoatl negro), Seth, Anubis, Cúchulainn, y mi infancia resucitada -para enfrentar la verdad revelada-.

2 comentarios:

Mercurial Weather dijo...

Yo también creo en Yggdrasil (un día lo encontré en sueños y lo reconocí porque Odín colgaba de él en pelotas mientras Urd, Skuld y Verdandi hilaban a sus pies. Si empieza el Ragnarok, espero volver a encontrarlo para poder refugiarme entre sus raíces). ¡Carajo! A tanto ser crédula, también creo en el roble de Thor, en el Datun Sahib, en el árbol sagrado de Upsala, en todos y cada uno de los árboles del jardín de las Hespérides, en el baobab sagrado que se llama Parijaat (que, no sé porque, estoy convencida que es el mismo que sale en El Principito), y en la Ceiba del Popol Vuh (ya me cuesta más trabajo creer en eso de las calaveras que embarazan vírgenes a escupitajos, pero eso ha de ser otro síntoma más de mi paranoia). Indemás, gracias a unos padres que me criaron asilvestrada, sin imponerme ninguna idea de cómo son los dioses, creo en el Árbol del conocimiento del bien y el mal (con todo y serpiente susurrante). Ah y, by the by, creo que no todos los dogmas se tienen que defender con invocaciones necrománticas a guerreros legendarios (caramba si hasta al pobre del Leonidas invitaste al baile… Vale, seguro que Herodoto le echó crema a sus tacos en eso de las Termópilas, pero tanto como decirle mito ¿te cae?). Y sí, dije dogma, porque eso de ensañarse con las verdades reveladas, por principio y método, IMAO, huele que apesta a dogmatismo. Ya puestos, suena algo fuerte viniendo de alguien que dícese agnóstico. No lo entendería si no tuviera conocimiento de cómo vivenció mi padre eso de la lucha contra sus verdades reveladas. A él lo criaron en la tradición judeo-cristiana sin darle chance de cuestionar nada. Y supongo que no es tan fácil besar la cadena que a uno le costó lo suyo sacarse de encima. En fin, algunos prometeos no le agarran cariño al buitre, y eso que en el fondo no es tan mal bicho. El truco está en disfrutar del negro lustroso de las plumas mientras se ignora el aliento a carroña. :)

Vasto dijo...

Cuando menciono "el dios" hago referencia al arquetipo, no a un dios específico, sino a la idea molde: "el dios".

Lo contrasto precisamente con la mitología porque rebosa en "dioses" y otros seres fantásticos; en las religiones fundamentalistas manejan un dios, "el dios", el cual no es único y no es el definitivo, tendrá nombre para distinguirse, pero por lo general se le nombra únicamente dios -el dios sin nombre-. Habiendo tantos dioses, me parece demasiado pretencioso y arbitrario rotular a todas esas concepciones como mitologías, mientras que se corona otra idea de un dios único como la real, la comprobada, la que no es un artículo literario de las culturas antiguas.

Posiciono todo tipo de dioses en esa línea, si aparece el mito del "dios único", de mi imaginario también brotan los mitos de "los dioses" y "los héroes". Si se van a plantear dioses que se fundamentan en libros, pues hagamos lo mismo pero al menos con unos simpáticos y de buen gusto.

Saludos Mercurial.

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